Está una tan tranquilamente en su casa, estudiando un rato, actualizando un poco los conceptos, los temarios… Y pensando que este periodo de tiempo no es más que un impasse, que pasará. Uno de tantos, sí, aunque este es mucho más especial.
Cuesta estar centrada a sabiendas de que, en cuestión de semanas, todo va a ser diferente. Hay ilusión, ganas, alegría… Pero también hay miedo, incertidumbre y, sobre todo, mucho bloqueo mental. Muchas ganas de hacer cosas, pero no saber muy bien cómo hacerlas.
Es inevitable querer adelantarse, especialmente cuando se tiene una cabeza excesivamente cuadriculada y previsora, como la mía. Ese querer hacer, pero no poder… ¡porque te faltan datos! Desde cosas que organizar y comprar (¿mejor manga larga o tirantes? ¿hará calor o frío? ¿qué talla? ¿será grande o pequeñita?), hasta llevar a cabo una cierta rutina de trabajo/estudio de cara a un futuro que, en realidad, tampoco sabemos ni cómo, ni cuándo será.
Ya me pasó el verano pasado, mi cabeza se hizo a la idea de que, en caso de conseguir trabajo, sería para Secundaria o Bachillerato. Pues en septiembre llegó la ansiada llamada para dar clases… pero en Formación Profesional. Y nada que ver.
Es un poco la sensación de estar dando palos de ciego todo el rato… Pero es que nunca se sabe. Aunque, la verdad, mejor eso que estar a verlas venir. Mi cabeza va mal cuando no hace nada, es un hecho. Y otro hecho es que, en cuanto mi vida gire del todo y tenga que lidiar con mil cosas a la vez, me arrepentiré de haber escrito todo esto y culparé a la Marta del pasado de no haber descansado lo suficiente (¡y no será porque no me lo están advirtiendo!).

Todo esto era para decir que yo estaba estudiando, inconscientemente enfocada en el futuro, cuando, de repente, he vuelto a 1996. Y todo gracias, como casi siempre, a la música.
Supongo que a estas alturas cualquier fan que se precie ya sabe que Ella Baila Sola vuelve para lo que ESPERO sea una gira de conciertos, después de 20 años separadas.
Digo «ESPERO» porque, de momento, el único concierto que han anunciado coincide casi con exactitud con el plan más importante que me ha salido en toda mi vida…
¿Qué probabilidades había de que, 20 años después, el grupo que más te gustaba en tu preadolescencia se junte justo ese día? Pues ya ves (y, aun así, nos empeñamos en querer planificar nuestra vida, si es que no escarmentamos…).

De hecho, hay testigo directo de mi cara de decepción al conocer la noticia… ¡Jolín, si es que hasta el nombre de este blog se inspira en la música de una de ellas! En fin, aun así, una que es un poquito masoquista, ha decidido que la Playlist de hoy fuese un mix aleatorio de Ella Baila Sola, claro que sí.
Y, de repente, todos esos pensamientos de cara al futuro, se han convertido en problemas de adolescentes, en salidas por la tarde creyéndote mayor, niños que te gustan pero que no te hacen caso y tardes en mi cuarto dándole la vuelta al cassette una y otra vez mientras hacía la tarea o leía la Super Pop.
Pero, quitando este inevitable arranque nostálgico, lo verdaderamente curioso ha sido darme cuenta de cómo cambia el significado de las canciones según el momento que estamos viviendo.
Y todo gracias a una canción que, recuerdo, ya en su momento me emocionaba, pero que hoy me ha emocionado de una manera muy diferente.
“Por ti”. No se me olvida que era el último tema de ese primer disco (para mí, cassette) tan perfecto.
Siempre he relacionado este tema con una pareja, con un amor bonito y dulce.
La primera vez que lo escuché, esa emoción probablemente vendría de mi propia mente, de imaginar cómo de increíble sería sentir algo así, porque con 10 u 11 años ya me dirás…
Luego, en plena efervescencia hormonal te das cuenta de que es de verdad. Que esos primeros amores son así de intensos, que se quiere más de lo que se puede y que es un amor real, bonito, irrompible y que, por supuesto, duraría para siempre. Y de no ser así, como solía pasar en el 95% de los casos, dolería tantísimo que sería absolutamente imposible de superar (aunque al final, mira tú por dónde, siempre se acababa superando…).
Pero hoy, 25 años después de esa primera escucha, esa canción no es la misma.
Ya no va dedicada a un niño de 15 años.
Ni siquiera a un hombre de 33.
Ahora cada palabra de esa canción está escrita para una pequeñita a la que ni siquiera conozco,
pero que lo está revolucionando todo a su alrededor.
Por ti mi vida empeño
Por un momento
De verte sonreír
Por ti mi alma vendo
A cambio del tiempo
Que necesites para ser feliz
De ti, por ahora sólo conozco tus patadas y tus volteretas (muy fan de este grupo creo que no eres…),
pero “por ti”, todo.
Hasta perderme el concierto de Ella Baila Sola.
Rocío
Emoción sobre manera de leerte… Pellizquito y vellitos de punta. Y creo que la canción también tiene algo que ver ? todo va a ir genial. Hasta que hayan decidido darte la oportunidad al ladito de casa de verlas ?
Marta
Es todo tan raro, tan bonito y taaan intenso… Muchas gracias por dedicarme un ratito 🙂