8 de marzo. Día Internacional de la Mujer. Y opiniones para todos los gustos.
Mi Persona Favorita es una mujer. Qué digo, es una SuperMujer. Ella se merece un día propio, internacional también, por supuesto.
Ella es de aquella época en la que sin una autorización de tu marido no eras absolutamente nadie. Parece lejana, pero qué va. Debe ser difícil vivir en esas circunstancias cuando, para colmo, tu marido pasa meses lejos de casa, navegando para ganar el pan. ¡Y con tres hijos en el mundo!
Ya lo he dicho alguna vez, nadie se enfrenta a los problemas como ella. Carácter de sobra para todo. Vamos, que si no fuera por esa autorización, ella sola se hubiese bastado perfectamente.
Siempre nos animaba a ser autosuficientes, a no depender de nadie. Y, lo que es más importante, nos lo decía tanto a los niños, como a las niñas.
Ella es mi ejemplo de mujer para un día como el de hoy.

Reconozco que hace unos años este día me parecía una auténtica estupidez. Es más, pensaba que lo único que conseguía era hacer crecer la desigualdad. Ese pensamiento de «¿por qué necesito yo un día especial por ser mujer? ¡Ni que yo fuese menos que los hombres!». Muy digna yo.
Lo peor de todo es que de esto no hace tanto tiempo, porque estaba en la Universidad. Pongamos que hará unos diez años (madre mía, diez años ya…).
He de decir que, por suerte (o quizás por estar en mi mundo más de lo habitual), nunca he experimentado esa desigualdad de manera personal o directa. Obviamente aquí estoy dejando fuera situaciones que me parece que no pintan nada en un día como hoy, del tipo «es que le has regalado una muñeca por ser una niña» o «es que le has vestido de azul porque es un niño». Hablo de injusticias reales.
Como decía, fue al salir de la Universidad cuando me di cuenta de que este día, por desgracia, sí que tenía sentido. La entrada al mundo laboral fue ese gran «guantazo sin manos» que me trajo de vuelta a la Tierra en pleno Siglo XXI.
Cuando buscas trabajo empecé a ver las primeras diferencias que me llamaron la atención: Ofertas de trabajo para los que sólo se piden chicas o sólo se piden chicos (cuando se trata de trabajos en los que esa diferenciación es innecesaria, claro).
Una vez dentro del mundo laboral, escucho experiencias de compañeras y/o amigas que llaman la atención. Esos verdaderos tetris a la hora de plantearse aumentar la familia. Y, por supuesto, el tema estrella: las bajas de maternidad y paternidad, que no hacen más que diferenciarnos aún más a la hora de acceder a un puesto de trabajo.
Actualmente estoy empezando una nueva búsqueda de empleo, con 30 años. Vamos, que entro de cabeza en esa «población en riesgo de querer ser madre» (que, si bien no son esos mis planes a corto plazo, ya se encargarán de pensarlo por mi). Da mucha pena que estos factores puedan intervenir a la hora de realizar un proceso de selección. No todas las empresas son así, todo hay que decirlo. Pero con que siga pasando en una, sigue siendo demasiado.
Total, que visto lo visto, igual sí que es necesario dar un poco de visibilidad a las desigualdades, aunque sea un día al año. Más que nada porque a veces parece que las tenemos tan asumidas, que no nos damos cuenta de que existen.
¡SEGUIMOS!