En el anterior post hablábamos sobre la valentía, sobre cómo muchas veces nos subestiman o, incluso, nos subestimamos a nosotros mismos cuando perseguimos algún objetivo.
Llámalo objetivo, llámalo logro, reto… Yo lo voy a llamar sueño, que suena mucho más épico, ¡dónde va a parar!
Pues nos quedaba una pregunta por contestar y que, al igual que la anterior, ha dado bastante de qué hablar. Eso sí, en petit comité (ese miedillo a comentar por aquí os lo tenéis que mirar… 😛 ).
Bueno, ¡al lío!:
¿Quién no está dispuesto a luchar por sus sueños?
Pues no todos. O, al menos, no siempre.
No se puede luchar por los sueños sin ser valiente. Con lo cual, a lo mejor ya te has respondido a las dos preguntas del post anterior o, por lo menos, a una.
Yo lo admito, durante años no he sido capaz de luchar por mis sueños.
Hasta ahora.

¡Hasta ahora!
Lo dejaba entrever en esta entrada: no he sido capaz hasta que los planetas se han alineado y se han dado las circunstancias idóneas para hacerlo. Vamos, que sólo ha faltado un cartel con letras luminosas en el que pusiera “¡MARTA, HAZLO YA DE UNA P… VEZ!”
En mi caso, el famoso cambio es puramente laboral, pero tremendamente drástico, al menos para mí (ojito, que ya he avisado con eso del “no es para tanto” , que ya os estoy escuchando…):
- Es girar 180 grados sobre lo que he hecho hasta ahora.
- Es adaptar mi sueño a mi formación (o mi formación a mi sueño, según se mire).
- Es invertir tiempo y dinero.
- Es reconocer que, para eso, necesito un tiempo para poner las ideas en orden y arrancar con toda la fuerza.
- Es confiar en mi misma.
“Confiar en mi misma”… Supongo que, en el fondo, confío, porque si no, hubiera vuelto a posponerlo (como tooodos los años…). Pero he de decir que a eso me están enseñando los míos, ya que tengo la suerte de que este cambio ha tenido mucho de impulso por parte de mi gente.
Reconozco que ese impulso ha sido gracias a algún “no es para tanto” a tiempo. De esos que nos dan los que nos conocen bien. De esos que, aun sabiendo la importancia y el esfuerzo que puede suponer el cambio, le restan un poquitín, lo justito para ayudarte a lanzarte. De esos que no saben lo que es la envidia, sino todo lo contrario ?.

Septiembres de procrastinación.
Y es que, los que me conocen de verdad saben que la palabra “procrastinación” se inventó viéndome a mi cada septiembre de los últimos seis años…
- No, ahora no es el momento, porque no sé dónde voy a estar dentro de 3 meses…
- No, ahora no es el momento, porque estoy trabajando…
- No, ahora no es el momento, porque es mucho dinero…
- No, ahora no es el momento, PORQUE NO.
¡PORQUE NO!
¡Porque no! O porque, en realidad, todo este tiempo has estado pensando que te podrías amoldar al trabajo que tocase en aquél momento, aunque no te llenase ni lo más mínimo, aunque supieras que no tenía futuro. Ironías de la vida, porque, al final, la decisión ha venido de la mano del trabajo con el que más he disfrutado y aprendido durante toda mi vida laboral.
¡Porque no! O porque esas dos carreras que estudiaste te han abierto muchas puertas, pero también te han puesto la mayor de las zancadillas: el pensar que estudiaste para ser alguien que, en realidad, no quieres ser.
Esos dos “porque no” pesan toneladas.
Especialmente el segundo.
(Pero da para otro post… ¡o varios!)
Gracias a todo esto, entiendo perfectamente que “no todos y no siempre” nos atrevamos a perseguir sueños. A veces hacerlo supone deshacernos de ideas que tenemos grabadas a fuego en la cabeza. Y, a veces, eso es mucho más difícil que conseguir el propio sueño.
¡Pero allá que voy! ¡Ya mismo te lo cuento!
¡Quédate por aquí y lo vemos en otro ratito!
Suscríbete o búscame en Instagram (@martamente_blog) 😉
Carmen Andrade
Ya nos contarás tu sueños; pero seguro que se hará realidad porque tu empeño y fuerza es tu mayor logro, meta o llámale sueño.
Eres preciosa ❤️
Marta
¡Qué ilusión! Ya mismo os lo cuento… Y, mira tú por dónde, tiene algo que ver con tu profesión 😉 Muchas gracias por pasarte por aquí, pa bonita tú 🙂 ¡Besazo!
David Rubio Sánchez
A veces hay tanto ruido a nuestro alrededor que no podemos ni escucharnos. También tiene mucho que ver las responsabilidades para con los demás, suele estar mal visto centrarse en uno mismo y que duda cabe que luchar por nuestros sueños implica renunciar a algo que muchas veces es irrenunciable. Pero como bien dices luchar por lo que queremos es algo de justicia, tanto para nosotros como para los demás.
Saludos
Marta
Pues sí, yo misma he necesitado frenar en seco para poder escucharme… y en ello estoy. Efectivamente, hay que renunciar a algunas cosas, algunas relacionadas con los demás y otras relacionadas con nosotros mismos, pero merecerá la pena.
¡Abrazo!
Aletheia
Pues sí, cuesta lanzarse, al igual que cuesta ver y decidir qué es lo que realmente te llena y puede hacer feliz. Y luego eres valiente, luchas, consigues acercarte a tu sueño… Pero la lucha continúa siempre! Porque para mantener un sueño vivo, si es de esos fuertes de verdad, de los que importan y desbaratan todo… Ay amiga, te digo que seguirá haciéndolo el resto de tu vida ? Pero, cuando piensas que es TU sueño, y que YA está aquí contigo, todo merece la pena ?
Siempre ánimo y siempre a intentar ser más y más feliz ?
Marta
¡Sí que cuesta decidir! Y sí, supongo que el esfuerzo continua siempre… ¡Pero al menos es por nosotros! Que anda que no nos hemos llevado tiempo esforzándonos por cosas que «ni nos iban, ni nos venían»… Pues eso, ¡toca darlo todo! 🙂
Y tú de esto sabes tela… 😉 ¡Besazo!